jueves, 16 de septiembre de 2010

Jorge Tebes, Sábado 14 de Enero de 2006

En la tarde del sábado 14 de enero del año 2006 me encontraba en mi casa luego de haber regresado de una visita misionera a la cárcel de Chillán. Me disponía a leer la lección de la Escuela Sabática y al momento de orar sentí la presencia del Espíritu Santo dándome un gozo profundo en mi alma. Es algo que no se puede explicar con palabras. En ese momento oí una voz recordándome específicamente la primera visión sobre el siervo que escondió el talento que el Señor le entregó antes de partir. La voz era suave y melodiosa que me subyugaba el ama. “Presta atención lo que voy a enseñarte, me dijo. Este siervo es una persona muy inteligente. Por eso, el Señor le entregó un talento nada más. Al contrario de lo que se piensa, que por entregarle un talento nada mas es una persona ignorante a de poca iniciativa, el Señor le entregó un talento porque este siervo estaba capacitado para hacer de ese talento muchísimo más de lo que le fue entregado en sus manos. Como este siervo hay muchos en este tiempo. En ellos el Señor del cielo y de la tierra ha depositado valiosísimos tesoros del conocimiento tanto en lo espiritual, intelectual y material para desarrollar la obra  de Dios, para el crecimiento y la expansión del evangelio en este lugar.
 
Los hombres que tienen la responsabilidad de dirigir las diferentes instituciones que fueron creadas para la enseñanza tales como colegios, facultades y universidades, y que tienen diferentes cargos tantos de la mayor responsabilidad hasta la menor, deben saber que el lugar que están pisando tierra santa es. Así como Dios Todopoderoso le habló a su siervo Moisés que debía sacarse el calzado para pisar el lugar que pertenece a Dios también deben hacerlo. El calzado es símbolo de toda contaminación humana, el germen de la incredulidad y la falta de fe en el Dios soberano del universo y de la tierra." Amén.