Lo siguiente es un relato fiel del sueño que recibí la noche del jueves 3 de noviembre de
2005.
La semana de oración que dirigió el pastor Samuel Concha en la Universidad Adventista de Chile en el segundo semestre del 2005 fue muy importante para mí, pues en ella tomé un compromiso con Dios.
En una de esas noches, él relató el caso de un padre que lo llamó en horas de la madrugada porque su hija estaba muy grave y a punto de morir. Esa historia junto con el mensaje de esa noche llegó profundo a mi corazón y me motivó a entregarle plenamente mi vida. Le dije: “Señor aquí estoy en tu presencia y se que no valgo nada, pero si tú quieres úsame”.
En los días que siguieron a esa semana, comencé a sentir una sensación muy extraña. Sentía como una impresión en mi cuerpo como si algo me quisiera tomar. Sentía mi corazón oprimido. Esa sensación era intermitente. Durante toda la semana me mantuve de esa manera. No era algo continuo sino que venía por momentos y era como que venía y se iba, y yo me sentía como oprimido con deseos de llorar. Era una mezcla de preocupación y angustia. Era como si presentía que algo iba a pasar. Esto fue por varios días.
El jueves 3 de noviembre me acosté alrededor de las 10 de la noche. Cuando recliné mi cabeza en la almohada sentí como que de un momento a otro pasé a otro estado. Era como si estuviera dormido pero yo sabía que estaba despierto. Entonces comencé a sentir un calor intenso en todo el cuerpo. En ese instante apareció frente a mí como un gran telón de tela de diferentes colores que tenia un leve movimiento. Eran colores fuertes, llamativos y muy vivos mezclados entre si. Los colores que vi eran el rojo, azul, y en partes blanco y el color amarillo como que unía todo lo demás. A pesar que los colores estaban todos mezclados se veía todo en orden y hermoso. Fijé mi vista en esos llamativos colores y comencé a sentir la necesidad de saber qué había detrás del telón. Ese deseo fue cada vez más intenso, pero no sabia como romper el telón para ver lo que había detrás. Sentí a mi lado izquierdo como si se aproximara la presencia de alguien. Al principio sentí como un escalofrió pero inmediatamente esa presencia me dio tranquilidad y me habló al oído izquierdo: “Di estas palabras: “Habla Señor, que tu siervo oye”. Entonces quise repetir esas palabras pero no me salió la voz. No podía hablar. Intenté nuevamente pronunciarlas y dije las palabras entrecortadas: Habla Señor, que tu siervo oye’. Cuando terminé de pronunciar esas palabras al instante esa cortina se corre automáticamente y detrás de eso se ve una pantalla hermosa de color azul brillante. Yo quedé con mis ojos fijos porque ese color era algo que nunca había visto y sentía que no era de este lugar. Tuve la sensación de que era el Cielo. Desde un punto de esa pantalla azul comenzó a aparecer una pequeña luz que se vino acercando más y más hasta hacerse muy grande y quedó frente a mi vista y se convirtió en una Biblia abierta que cubrió todo el espacio azul y de ella salió como una luz resplandeciente color amarillo oro y entonces pude verla abierta en Isaías 54:1-3. En ese instante escuché una voz que pronunció uno por uno los versículos. Esa voz era suave y armoniosa. Al terminar la lectura desapareció la Biblia y apareció la palabra EXPANSION.
Sucesivamente aparecieron tres frases: "EN LO ESPIRITUAL, EN LA MISION Y EN LO CORPORATIVO”. Todo aparecía y desaparecía suavemente. A continuación apareció el texto de Mateo 25:14-30. Esos versículos estaban escritos en el mismo color amarillo. Y era como si de ellos emanara una luz. Volví a escuchar la misma voz que pronunciaba versículo por versículo. Cuando se terminó de pronunciar el último versículo nuevamente escuché pronunciar los versículos 15,16 y 17 los cuales se destacaban de los demás en la pantalla.
La voz decía: “A unos dio cinco a otros dos y a otro uno. Cada uno conforme a su capacidad. Luego se fue lejos. EI que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellas y ganó otros cinco talentos. Así mismo el que había recibido dos ganó también otros dos, pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su Señor”. La voz hizo un comentario acerca del siervo que había recibido cinco talentos y del que había recibido dos y dijo así: “El siervo al cual le di cinco talentos fue y negoció e hizo bien. Igual hizo al que le di dos talentos. A estos siervos los tuve en el pasado aquí y los tengo ahora también en este lugar. Son muy preciosos para mí. Pero el problema esta en el tercero porque fue y enterró en la tierra el talento que yo le di y se fue a vivir para si mismo. Muchos han hecho como el siervo infiel en este lugar. Han enterrado los talentos que yo les di. Por eso la obra se ha paralizado, pero tendrán que cambiar su actitud en el corto tiempo que queda y sino la hacen serán cortados como el siervo infiel”. A medida que la voz hablaba sobre la actitud del siervo infiel, sobre los versículos escritos comenzó a pasar una vista panorámica de toda la universidad comenzando por la zona de la carpintería, agronomía, el campus, los hogares, las aulas hasta llegar a la escuela media. No vi el templo. Pude apreciar los colores vivos y hermosos del paisaje: Entonces las escenas comenzaron a devolverse desde la enseñanza media hacia la carpintería nuevamente, pero esta vez todo se fue tornando poco a poco gris hasta llegar a una oscuridad total. Sentí la presencia del mal y mucho miedo. Después de esto desapareció la oscuridad y comenzó a aparecer una palabra muy grande escrita de color amarillo brillante como el oro. Esa palabra era OBEDIENCIA. En la parte de abajo apareció escrito el capitulo 28 de Deuteronomio y los versículos 1 al 14. Nuevamente volví a oír la voz con un tono muy dulce pero con firmeza que comenzó a leer versículo por versículo y a destacar los aspectos de la obediencia y sus resultados. Al escuchar esa voz me estremecí hasta lo más íntimo de mi alma. Se me confundió el gozo con el temor. La voz pronunció las palabras del versículo trece: “Quiero que sean cabeza y no cola.” Y volvió a repetir: ‘Quiero que sean cabeza y no cola”. Su voz era cada vez mas intensa. Sentí la necesidad de preguntar sobre la relación que había entre el capitulo 25 de Mateo del 14 al 30 y de Deuteronomio 28:1-14 con Isaías 54:1-3. Hubo un momento de silencio. Ese silencio era desesperante pues yo no tenía respuesta. Volví a hacer la pregunta nuevamente y otra vez escuché la voz. El oírla era muy estremecedor. Sentí vibrar todo lo que me rodeaba. Al mismo tiempo que desapareció el capítulo de Deuteronomio comenzó a aparecer en forma de Biblia, como en el principio, Isaías 54:1-3. En ella resaltaba el versículo 2. La voz me dijo que en Isaías 54:2 se encontraban las palabras claves. Al no entender volví a
preguntar qué significa la palabra clave. La voz me respondió: “Busca su significado y entenderás” En ese instante comenzaron a aparecer una a una las palabras que son estas:
“ENSANCHA” “EXTENDIDA” “NO SEAS ESCASA”, “ALARGA” “REFUERZA”. Después de esto apareció el versículo 3 y la voz lo lee:
“Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda y tu descendencia heredará naciones y habitarás las ciudades asoladas”.
Luego de esta escena apareció una habitación grande donde había aproximadamente 30 a 40 personas. Pero yo no les veía el rostro. En un momento la imagen se corre y me observo a mi mismo hablando a las personas que allí estaban. A mi lado estaba el hermano Magdiel Pérez vicerrector de la Universidad hablando a las personas. Yo veía la escena pero no oía ninguna voz. De repente la voz que escuché antes pronunció las palabras: “COMUNICALO, COMUNICALO, COMUNICALO”. Al desaparecer la visión comencé a sentir un calor intenso el cual se volvía insoportable.
Al volver en si estaba con los ojos abiertos como mirando la pared. En ese instante no me podía ni mover ni hablar. Mi cuerpo me dolía y me sentía muy agotado. Pasó mucho tiempo para que yo me recuperara. Y esa noche no pude dormir. Sentía un gran peso sobre mi porque debía comunicar a las personas lo que había visto y oído. Tampoco sabía a quien comunicarlo y como llegar a ellos.
El día viernes busqué un diccionario y busque el significado de las palabras que me habían indicado en la visión.
Lo que encontré fue lo siguiente:
ENSANCHA: Ensanchar. Aumentar la anchura de las cosas, dilatarlas.
EXTENDIDAS: Extender, esparcir lo que estaba apretado o amontonado, desplegar lo doblado o enrollado.
NO SEA ESCASO: escasear, dar POCO de mala gana, ahorrar, excusar, faltar, ir a menos a una cosa.
ALARGAR TUS CUERDAS: Alargar, hacer más larga una cosa, prolongar en el tiempo haciendo que dure más, soltar poco a poco una cuerda, alcanzar todo y dárselo a quien esta más distante, alejar, retirar, extender, salirse del justo limite.
REFUERZA TU ESTACA: reforzar, añadir nuevas fuerzas a una cosa, ponerle un refuerzo, fortalecer o reparar lo que aparece en ruinas.
Fueron días difíciles para mí. Temía que si contaba lo que había sucedido no me creerían. Yo estaba seguro que era una visión de Dios para que la transmitiera a las personas que El sabia quienes eran. Oré mucho pidiendo a Dios que me guiara a esas personas.
El lunes 7 de noviembre, cuando regresé al trabajo y antes de comenzarlo sentí nuevamente la misma voz que me dijo: “Anda al pastor Luís Jerez y cuéntale lo que viste y oíste. Realmente no podía creer lo que me estaba pasando. Mi corazón comenzó a latir aceleradamente. Como pude bajé las escaleras porque eso me produjo como un shock oimpacto en mi corazón. Fui rápidamente a hablar con el pastor. Sentía mucha angustia. Le conté lo que había sucedido. Cuando lo hice sentí una paz y una sensación de seguridad que lo que había visto era de Dios. Así sucesivamente comencé a sentir que el Espíritu Santo me guiaba a las personas a las cuales debía contar lo sucedido. Con todo esto no me siento mejor que otras personas. Considero que soy indigno de haber recibido algo de Dios como pecador que soy. Solo Dios sabe por que lo ha hecho. Solo dispuse mi corazón en las manos de El. Y espero que sea una bendición para la obra para que crezca más y el mensaje sea predicado en este lugar de una vez por todas y que sea una luz para Chile porque eso es lo que Dios quiere. Tiene que haber un cambió en las personas: un cambio de actitud.